Travesía por el País de los Pájaros: la Residencia de Albert en Casa Provita

Realicé una residencia ecoversitaria en Casa Provita, en Providencia, Costa Rica, en el bosque del Parque de los Quetzales, con la intención de trabajar la amistad con el corazón, la aventura, y el mundo más allá de lo humano. 

Casa Provita es un santuario para la vida, que comenzó como un sueño, y que ahora recibe y acompaña a lxs jóvenes de la comunidad de Providencia en sus procesos de aprendizaje, en sus relaciones interpersonales y en solidaridad con su curiosidad. También brinda hospedaje a diversidad de seres del bosque: por la mañana puedes escuchar el dulce cantar de los pájaros, la viva cauce de un río que corre continua, los árboles se mecen al compás del viento, tus pulmones se expanden, por la noche acuden inesperadas visitas, luciérnagas, mariposas, polillas gigantes. Compartí esta residencia con Sierra, Andrea, Luna y su perrito Honu, queridxs miembrxs de la Alianza. Fue un maravilloso viaje que compartimos juntxs.

Luna, Sierra, Albert y Andrea en el Pasillo de los Dibujos de Casa Provita con la Ballena Cósmica

Línea de Vida

Las semillas de esta aventura ocurren en el IV Encuentro Regional de Ecoversidades Abya Yala en la Huasteca del año pasado, cuando conocí a Sierra y Andrea en persona, dos increíbles amigxs de la alianza quienes sostienen la Universidad de la Aventura, una ecoversidad que invita a abrirnos al mundo y aprender con las montañas y el territorio. Tras el Encuentro visitamos Jilotepec en el Estado de México, un sitio de escalada en roca en el corazón del bosque. Fue mi primera vez escalando. Tuve mucho miedo, subir fue todo un ejercicio de valentía, pero el tacto de las piedras me resultó amable, aquí me decía una piedra, acá me decía la otra, llevándome de la mano, guiándome. Entonces, esa pared de roca se convertía en una línea de vida, áspera pero generosa, que me rechazaba, pero me invitaba a continuar y descubrir nuevas fuerzas hasta entonces desconocidas, tomaba aliento y luego me sumergía en ese mundo donde todo podía pasar. Mi corazón estaba abierto, sonreía.

Visita a Jilotepec, Octubre 2023 / Visit to Jilotepec, October 2023

Parte de seguir el corazón es recorrer esa línea de vida a donde sea que nos llevé, es responder con atención a esa emoción que sentimos. La línea de vida es un llamado a vivir, es una trayectoría o una gran canción, puede tomar la forma de una gran aventura, un aprendizaje o incluso una amistad. Cuando la aventura o la amistad toca a nuestra ventana, ¿cómo respondemos? ¿la dejamos pasar como un pajaro azul? A veces mi respuesta era disociar de ese llamado, al decirme ‘eso es imposible’ pero, esta vez no pude decir que no. Creo que me sentí lleno de vida en ese momento, y decidí ir, sin garantías.

Sueños

‘No way was clear, unbroken, in the forest. Into wind, water, sunlight, starlight, there always entered leaf and branch, bole and root, the shadowy, the complex’ – The Word for World is Forest, Ursula K. Leguin

Maura y George me esperaban en el aeropuerto de San José, en Costa Rica. Nunca había llegado tan al sur, en el pasado había tenido muchos viajes frustrados, pero hoy no. No recuerdo mucho del trayecto por estar exhausto de la travesía, sólo el largo viaje por la carretera y el bosque, los grandes árboles, las cascadas, se sintió como El Viaje de Chihiro, dejaba algo atrás, para adentrarme en un sueño. Siento que el territorio es como un gran sueño que nos ensueña. Me gusta referirme a este sueño como el País de los Pájaros, porque parece un país inmenso, donde habitan sin fin número de aves, soñadas acaso por este bosque y bosques más lejanos. Al respirar, sentí mis pulmones abrirse como grandes órganos florales, asomé mi cabeza por la ventana y ví las casas alineadas a la orilla del río, y bajamos la cuesta rumbo a Providencia. En Casa Provita, Andrea nos recibió con un cálido abrazo, junto con Honu y Luna. Pronto llegaron Eileen y Benya, a quienes conocí a través de la Conferencia Re-imaginando la Educación, y Sierra, nuestra anfitriona. Todxs volvían de jugar con los árboles y las cascadas, con rostros sonrientes y espíritus elevados, después de regresar de un Encuentro Regional de Ecoversidades en Costa Rica con la Universidad de la Paz. Eileen, Benya, Maura y George partieron a la mañana siguiente, pero antes gozamos de recolectar aguacates en un azul atardecer, una grandiosa cena y una deliciosa tertulia frente a la fogata, hablando de los misterios del corazón.

Fogata con Maura, George, Andrea, Reymond, Eileen, Benya, Andrea, Sierra y su familia

Casa Provita estuvo rebosante de alegría por esos días, pues con Andrea y Luna, Honu el señor vainilla y los amigxs de Sierra que a veces nos visitaban para platicar, jugar y pasar el rato, había una abundancia de amor y cariño. Sierra nos contaba que recién, el rol de Casa Provita adquiría forma, antes había sido un lugar para practicar la escalada y apoyar el aprendizaje autodirigido, ahora sembraba ‘semillas’ para el encuentro entre los jóvenes, quienes conversaban sobre su lugar en la comunidad de Providencia así como sus procesos personales. Cada viernes se reunían, se celebraba una gran cena o convivio, la mesa del comedor se volvía un lugar de posibilidad y propuesta. Casa Provita era una casa de aventurerxs.

Días apacibles con la comunidad en Casa Provita

Así conocí a Raymond, un personaje sensible, con quien platiqué y bromié mucho. El primer día fuimos juntos a una cascada, El Pocerón, donde casi se ahoga, pero afortunadamente Sierra intervinó y lo salvó. Regresamos riendo. Esto se tornaría un chiste recurrente, siento que los amigos son para salvarnos la vida. 

Raymond y Albert entablando amistad

También conocí a Dario, quien hablaba ensoñado de las áves, conocía sus voces, sus paraderos, ejercía una alivelihood al dar recorridos para conocerlas. Dario mencionó que este territorio hospeda a muchas aves migratorias desde la Isla Tortuga y el Abya Yala, como los colibríes, por ejemplo. Teníamos la intención de ir a buscar búhos por la noche, pero por azares del destino, esta salida puede que suceda hasta en alguna instancia del futuro.

La familia de Dario sostiene una ecoversidad llamada Armonía Ambiental donde practican el buen vivir y la agricultura regenerativa, un día fuimos a escalar ahí. Descendimos por la cuesta de un profundo bosque. En el camino, Sierra nos contó una historia muy personal de su vida. Adentrarse en ese foliaje denso, recorrer ese sendero sinuoso y verde, repleto de recuerdos, se sintió cómo sumergirse en un sueño, a medida que las sombras de los árboles cayeron sobre nuestros hombros, el descenso se volvió más y más oscuro. Siento que el territorio guarda recuerdos y memorias. Recorrer el territorio es revisitar estos pasajes de nuestra vida, y siento nos ayuda a sanarnos un poco, y procesar aquellos eventos y relaciones que llevamos con nosotrxs, traen un mayor entendimiento. En algún momento el relato de Sierra se volvió indistinguible del tejido de ese mundo y dejé de escucharla, cómo sí esa historia y esos personajes fueran parte de ese bosque y las voces de los pájaros. Finalmente llegamos a las faldas del caudal de un gran río que derramaba miles de rezos. Ese mundo de abajo, prehístorico y primordial, se sintió como estar en el viejo corazón de la montaña. Pasamos la tarde escalando con amigxs, escuchando la melodía del agua y el silencio del habla, y había risas como de duendecillos, como la restauración de una amistad longeva. Regresamos subiendo la cuesta bajo el velo de la noche y los mosquitos, protegidos por la tenue luz y entendimiento de las estrellas.

Aventuras en Armonía Ambiental

La Ecoversidad de los Árboles

Otros días jugamos con los árboles. Sierra siempre nos compartió que los árboles eran grandes maestres en su vida. Su papá, Eric, nos llevó a la finca de Julian y su hermana Nayla, un santuario de árboles gigantescos conocidos como higuerones. Bajamos por la montaña, un amable sendero nos condujo a las orillas del brumoso río Savegrede, rodeado por suaves paredes de caliza, en cuya cima crecían hileras de árboles de vastas coronas verdes donde monos araña saltaban, doblando las ramas con sus cuerpos ágiles. Sus gritos reverberaban por todo el bosque, la selva vibraba de vida. Así los ojos de Eric, estaban muy vivos, podías ver la fascinación en sus ojos cuando hablaba del misterio de los higuerones. Pasamos una tarde ahí, escalando el higuerón El Barco de los Muertos. Sierra en los árboles es como un oso perezoso, cuando los sube, me transmite un sentimiento de alegría, confianza, libertad y gratitud por estar vivx, es contagiosa esa sonrisa, son momentos que revelan otras posibilidades de vivir y estar en el mundo. También Julián, su instinto y tenacidad para trepar higuerones era sorprendente, era como si su cuerpo deviniera en higuerón, del verbo higuerear. Para mí fue muy nueva la experiencia de subir a los árboles. Pude escalar los higuerones de Los Enamorados, trepar por sus raíces, sus ramas, sus barbas de musgo, sus canas y cabellos verdes y amarillos, me arboricé de cierta manera, encarné con mi cuerpo la voz del bosque, como articular tus cuerdas vocales, me sentí una gran canción, recorriendo esa generosa línea de vida que me guió hasta la copa de ese viejo árbol, sonreí mucho después de ese día.

El Barco de los Muertos; Nayla y Andrea; Julian en los árboles, una serpiente que nos visitó

Una mañana mientras corríamos en el bosque, Sierra me contó una historia acerca de los higuerones (comunicación personal con el territorio), que cuando un higuerón es viejo, a veces los pájaros abandonan las semillas de sus frutos en algún hueco de otro tronco, entonces ahí crece un nuevo retoño. Este higuerón jóven hospicia al arbol viejo, abrazándolo con sus largas raíces que resbalan como cascadas hasta el suelo, una simbiosis de acompañamiento, un símbolo de amistad. Con Julian y SIerra conversábamos del futuro de este santuario de higuerones, este sueño de que algún día podamos acercarnos a este bosque como el lugar sagrado que es, un entretejido de saberes, una ecología de cuidado, de amistades, un templo de escucha profunda con el territorio, acaso una ecoversidad de los árboles. El territorio es quien nos recibe, los saberes vivos están en el territorio, es la ecoversidad de la vida por así decirlo. Estar en ceremonia, es cuidar estas relaciones.

El Festival de las Estrellas

Cuando le propusé a Sierra realizar esta residencia en Casa Provita, lo primero que pensé fue en realizar un Festival de las Estrellas en Providencia

El Festival de las Estrellas o Tanabata es una celebración que ocurré en Japón alrededor del septimo mes lunar. Celebra la reunión del asterismo del Triángulo de Verano, conformado por las estrellas Deneb, Altair y Vega. La leyenda del Tanabata celebra la reunión entre dos amantes, una princesa costurera (Vega) y un pastor de bueyes (Altair) que yacen separados por la Vía Láctea, entonces, aparece un puente mágico de grullas (Deneb) y los enamorados se reúnen momentaneamente. Una instancia de este festival aparece en el libro Una Noche en el Ferrocarril Galáctico de Kenji Miyazawa, como una gran fiesta con música y baile alrededor de los animales del zodiaco y las constelaciones.

En Ecoversidades, recién comenzamos a experimentar con el More-Than-Human Spiral Un/Research Lab un espacio ceremonial de emergencia y co-aprendizaje con la Tierra para sentipensar con agencias más allá de lo humanx e imaginar otros mundos posibles. El Festival de las Estrellas fue una extensión de esta iniciativa, como un llamado de amistad para celebrar a la nación estelar, el campamento de los ancestros, la bóveda celeste, una ceremonía para invitar a los astros y estrellas a la conversación y así co-crear constelaciones de significados.

Es curioso que El Festival de las Estrellas haya coincidido/constelado con dos ofrecimientos que también buscaban crear santuarios: el Taller de Interpretación y Traducción desde la Justicia Lingüística de Ecoversidades y Taller de Bioconstrucción con Bambú de Domos de Estrellas. Casa Provita se convirtió en la sede para construir este domo estrella con la comunidad, se sintió como construir habitat, un proceso que no tomó más de una hora y fue muy sencillo. Lo colocamos en el patio trasero de Casa Provita. 

Taller de Bioconstrucción de Domos Estrella con Bambu

Esta residencia también se inspiró de la práctica de la lectura del paisaje de David Holmgren, co-creador del movimiento de la permacultura, y de las ejercicios de sanación y colaboración profunda con la Tierra del artista visionario Marko Pogacnik, cuyo trabajo de litopunctura en el círculo de piedra dentro de la ecoversidad y ecoaldea Tamera es intrigante. Antes y después de colocar el Domo de Estrellas, recorrimos Casa Provita con un ejercicio de sentir profundo de la esencia del lugar, seguimos las recomendaciones de nuestro amigo Juan José buscando puntos de interés y peculiaridades, rehabilitando el espacio, podando árboles y acompañando sitios donde antes sólo había sombra, e imaginando ¿en qué desea convertirse este lugar? También reconfiguramos algunxs seres piedra que yacían dispersxs alrededor del domo de estrellas, respondiendo a su disposición de ser movidxs. También trazamos un sendero de estrellas hacía la cúpula del domo y dibujamos un mapa colectivo del lugar.

Por la noche, El Festival de las Estrellas se sostuvo como una ceremonia de agua, con cuatro flores testigo, técnica que me compartió mi amigo Hai de Bali. Se compartieron palabras al fuego, mientras arriba ardía gloriosa la Vía Láctea y la Cruz Austral. Ancestros, amigxs, promesas, simbolismos, muchas cosas se compartieron. Después caminamos el sendero de las estrellas, acompañados de seres más-que-humanos y nos sumergimos en la oscuridad, en comunión con la noche amable y sus estrellas. Nos inspiramos por el libro de Soulcraft de Bill Plotkin, que nos invita a desarrollar una mayor intimidad con la noche. Andrea mencionó después que esta ceremonía movió muchas cosas, y que no había terminado del todo. Días después, este mito fragmentado apareció en mi mente:

Conocí en el bosque a una estrella que soñaba con ser pájaro, ella cuidaba de las aves de ese bosque encantado y quería cuidarlo mejor. Viajamos juntos por el mar de la noche en busca de una respuesta. Primero nos encontramos con un inventor, le ofreció unas alas mecanicas, ella estaba insatisfecha. Luego nos encontramos con un herrero, le ofreció una jaula para pájaros, no le cautivó. Después nos encontramos con una bruja, le ofreció un mágico barco volador, se mostró indiferente. En la travesía se encontró con otras estrellas, que compartian sueños parecidos, acaso se reconocían, y entre ellas floreció la amistad y sus corazones hicieron asterismo, se volvieron constelación. Desde entonces, ella es la constelación del Águila, en cuyo resplandor, las aves de este mundo encuentran refugio. Y así la aventura de la vida continua”:

El Domo de las Estrellas junto con seres piedra

El Bosque del Infinito

“Dicen los mayores que la danta permanecía allá abajo donde tenía su casa, pues ella es la madre de esta tierra. Allá tenía su casa.”

Danta, Ditsö rukuö, Identidad de las semillas: Formación desde la naturaleza

Eric me llevó hasta La Cabaña, me mencionó que este era su lugar favorito, que le encantaban los colores de las nubes, que todos los días encontraba algo nuevo, que el encanto no se detenía. Hablaba de pájaros que colaboraban entre ellos sin importar su especie, Pasaría los siguientes cuatro días en un retiro solitario, armonizando el lugar, conociéndolo, sumido en reflexión.

La Cabaña

Lo primero que pensé al llegar al bosque fue infinito.

Infinito – caían las hojas desde altos árboles en una llovizna apacible, invisibles pájaros cantaban con sus diversas voces y extraños instrumentos. Una sinfonía sin final.

Con cada respiración, está música entraba a mis pulmones, dentro mío crecían bosques, sentí que los árboles me rodeaban, en una espiral abierta, al quedarme inmóvil, notaba su sutil caminar.

Me acompañaron Eru y Alderaban, dos toros jóvenes que me seguían cuando iba a recolectar leña. Me sentí sensible a las emociones del paisaje, había lugares de sombra, lugares de brillo, donde había mosquitos, otros donde había mariposas.

El Bosque del Infinito

El primer día una rama cayó súbitamente frente a mi, el bosque conocía de mi presencia. Mire hartos colibríes, que corrían por las flores en intenso frenesí, y parvadas de pájaros, el viento mecía los árboles, la niebla avanzaba por las comisuras de la montaña.

El segundo día, encontré un acceso hacía un gran árbol, alrededor del mismo, había sombra, el día anterior intenté acceder por ahí, pero me fue imposible. Al abrazar a este árbol, mi corazón se aceleró mucho, fue curioso, pues percibí que era como un ser muy poderoso, como un guardián, un ancestro

Entrada al Bosque del Infinito; El Portal de los Sueños

Luego apareció una mariposa, que seguí por un sendero soleado bajo los árboles, descendí la cuesta, por el espinazo de la colina, hasta llegar a un portal de dos grandes árboles, que apodé El Portal de los Sueños, pasé este umbral  y unos arbustos me bloquearon el paso. Mientras me zafaba, escuche un grito extraño, me sorprendí pero no le dí la mayor importancia, luego sentí algo grande se aproximó hacía mí desde ese mundo de abajo, ¿un jabali? Y este ser se detuvo a unos cuantos metros, separados entre la hierba, sentí su fuerza y su corpulencia, vislumbre a través de la maleza, su pelaje negro, que asombro, era un tapir.

Siento que era como xlx guardíanx del bosque que venía a saludarme, a recibirme en su dominio, tenía un poder mágico, pues sólo hasta que se fue, los arbustos que me tenían inmovil me liberaron. Seguí la pista del tapir hasta llegar a lo que parecía ser su nido, pero el camino no continuaba más abajo, hay cosas que deben mantenerse en misterio.

Seguí por el sendero principal, miré semillas en forma de espiral caer. Y un árbol que tenía forma de dragón y rocas muy curiosas. Llegué a la casa del árbol que había construido Eric unos años atras (uno de sus sueños rotos, me dijo después), alrededor había una asamblea de árboles, de aguacatillos, árboles predilectos por los quetzales. Se sintió como El Templo del Infinito, un lugar sagrado, de ceremonía.

El Templo del Infinito

Mapa Intuitivo de La Cabaña y El Bosque del Infinito

Sobre la danta o el tapir, en la cosmovisión de los pueblos indígenas de Costa Rica, en el pueblo bribri, tiene asociaciones con la creación y la fertilidad. La danta figura en el mito del origen del mundo, como la mamá de la Tierra misma, es una habitante del mundo de las aguas. Siento que mi encuentro con ella, la creación del mundo se acercó a la superficie, como una reconexión del pasado con el presente. El encuentro me recordó a un dicho aymara que más o menos menciona que el pasado lo tenemos de frente, porque cuando cerramos los ojos, podemos traer a los ancestros a nuestro costado, mientras el futuro lo tenemos atras porque no lo vemos venir. Mi amiga Martha del Parque Binacional de la Amistad, me compartió un mensaje que recibió durante un Encuentro de Sabidurías del Colibrí, el Quetzal, el Águila y el Condor, en el Sur de México. El mensaje era que los ancestros, los elementales, que la Tierra misma está presente, y todxs nos acompañan en nuestro caminar colectivo como humanidad.

Diente de león

Cuando la amistad o la aventura tocaban a mi ventana, temía abrirla, con temor del viento que podía arrastrarme y deshacerme, realizaba muchos preparativos, pero todo era inutil. Me dí cuenta que mi corazón era como un diente de león, una semilla sensible, vibrante, movida por la más mínima ventisca. Y en su fibra más íntima había un niño, un niño que deseaba confiar en el viento, deseaba vivir, sentir y encarar el viento que sopla y la humeda lluvía. Encarar el viento que sopla en este momento, la lluvía que cae en este momento, nada más y nada menos, ese es el vuelo del diente de león, porque el viento también es una línea de vida, que deshace el tejido del mundo para volverlo a tejer, y todo cambia para volverse algo más y continuar existiendo

Eric, Sierra, Andrea, Luna, Marc-Andre, Albert y Ying

Cada amistad, aventura, o relación que compartimos con alguien más o nosotrxs mismxs, siento que no hay nada más especial o único. Hay mucho aprendizaje aquí, debe ser obvio pero no lo es. No sabemos a donde los pájaros llevan sus semillas o en cuál tronco crecera un higuerón, en general, la vida es un misterio. Tampoco sabemos si nuestros actos de cariño cambiarán el mundo de alguien más, o acaso el mundo entero. Casa Provita comenzó como un sueño, ahora es algo más, una constelación de sueños quizás, sueños que sueñan sueños, o corazones que corazonan corazones, o bosques que bosquean bosques, sí el nombre del mundo es bosque, ¿cuál es el nombre de tu mundo? ¿Cómo decides vivir? ¿qué santuarios de vida imaginas?

El camino de regreso a casa siempre me da la bienvenida, el territorio Kumiai que me recibe, el País de las Ballenas, dividido por una frontera, y las murallas que yo mismo he levantado, junto con aquellas paredes sobre las cuales ya crece la maleza, las flores de la primavera, flores que sanan la Tierra. Camino con el mundo más que humano, corazonando y renaciendo con los ríos que apenas empezamos a recordar, es un lento aprendizaje, sí, pero tengo fe que aquí florecerá una gran amistad. Me esperan amigxs en el mar, amigxs en el Jardín Binacional de la Amistad, amigxs y lugares que todavía no conozco, la sanación que aún no contempló. El territorio es una ecoversidad, nuestrxs cuerpxs territorio, los pájaros de aquí vienen de muy lejos, también las ballenas vienen de muy lejos, traemos semillas y canciones de muy lejos, regreso a casa con el corazón completo. 

Y así la aventura de la vida continua.

Anexo 1: Poema Colectivo (3/10/24)

por Andrea, Albert, Sierra, Luna y Marc-Andre

Conocí en un bosque una estrella que soñaba ser pájaro

Ella cuidaba de las aves de ese bosque encantado

Aprendo qué los mundos que hacemos están vivos

Como las estrellas que juegan con el sol, la luna, el viento y las montañas

We Will always come back… 

Do I feel or maybe I just need to Kiss you

To channel the love we have within

Profunda vulnerabilidad ante los elementos abriéndose al misterio interno para encontrar más colores y texturas

En este viaje encontró otras estrellas, floreció la amistad y sus corazones hicieron asterismo, se volvieron constelación

And here I am letting my heart lead my hand

El privilegio del corazón roto…. Aprendo a morir al servicio del amor.

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