Tejedores.
Las primeras horas suenan vacías, suenan a oportunidades que se anidan latentes en una especie de lucidez unísona, donde nos preparamos para salir de casa y hacer una pausa en nuestra dieta de elementos cotidianos; todos acudimos con la escucha atenta y las manos dispuestas a trabajar otro escenario, otro posible elemento que en un futuro alimentará los recuerdos y las historias que de a trazos se volverían en las maletas, ahora son presente que da sentido a las tareas, sueños, el compartir otra vez en casa.
América Latina ha tenido dos oportunidades de latir bajo el paragüas de Ecoversidades, ambas han sido un germinador de relaciones y encuentros con un afán de crear alma colectiva.
Nos hemos alimentado en el abrazo mutuo, teniendo la convicción de que esta red nos teje desde urdimbres que son el telar anhelado del “nunca más solos”, acompañar, accionar, pensar y aprender-nos con otro.
Los ejercicios que hemos puesto en común como posibilidades organizativas para “accionar en territorio” incluyen también alimentar el fuego, la esperanza, la dignidad y la lucha. En estos encuentros se ha percibido la necesidad de, además de recibir el mimo de la magia que se crea cuando intencionados juntos, un atisbo de organización-acción en sintonía con otras y otros espacios, es decir propuestas de sueños con muchas ganas de materializarse.
Wirikuta, primer encuentro, bajo el manto sagrado del venado y el pueblo Wiraritari y lo que el propio lugar permitió emerger, donde se comenzó a tejer la trama de Ecoversidades Latinoamérica y donde nos re-conocimos. Primer espacio de pensarnos y sacar las dudas que la propia novedad trae consigo, algunas dudas persistieron, otras se convirtieron en propuestas, otras se perdieron en el limbo de “las que puede esperar”. Logramos distinguir algunos temas para trabajar y atender durante un año que separaba del segundo encuentro, un grupo de trabajo fue finanzas, otro fue acreditación, entre otros sin tener el eco que se necesitaba para sostener una constancia.
Ecuador y su ser ombligo. En el segundo encuentro vivimos un espacio enmarcado en el abrazo y más tareas tuvieron más presión de organización y coordinación de haceres con una identidad más estable y firme, más idénticas y asumida como red Ecoversidades Latinoamérica, y es que parafraseando a Sabato en su libro “La resistencia” es a través del encuentro con los demás y compartiendo donde se da el amor, la posibilidad de diálogo y los gestos supremos de la vida.
Esta segunda vez tuvo tintes de urgencias y de coincidir en que muchos de nosotros estábamos buceando en las profundidades de nuestros propios paradigmas y resultó una oportunidad inefable de encontrarnos en el nadar acompañados. Ni que decir de las ganas de organizarnos en grupos de trabajo dada la coincidencia en tanto panorama del sentipensamiento.
Yo me sume a dos tareas que me trastocan mi vida y hacer personal y profesional. Una, es la de congregar en un sitio documentación escrita o audiovisual, información a la que podamos acceder de manera ordenada y sistematizar materiales tan diversos como las actividades a las que nos dedicamos los que coincidimos en esta red, también con la conciencia de que estamos en un mundo donde la velocidad y tamaño de los mensajes y las reflexiones son cortas, muy cortas y nos enfrentan a un constante proceso de adaptación.
Internet ha adquirido tanta preeminencia en lo que a información se refiere que el libro ya no es exclusivo para acceder a un conocimiento específico o general.
Sin embargo una biblioteca sigue teniendo sobre si la etiqueta de ser un espacio donde se encuentra el mundo, es un lugar donde se realizan y encuentran diferentes miradas, pensamientos, digamos que es un lugar lleno de ventanas por donde se puede ir a donde sea y como sea, es decir un banco ideal para nutrir la creación y la imaginación, puede así ser también una sede de vínculos y sueños comunes.
El otro grupo de trabajo al que me sumé, es un espacio de reflexión en torno a la creación de un modelo productivo en el que la red se fortalezca desde sus proyectos individuales hacia proyectos comunes, desde una mirada de dignidad y respeto por el trabajo o creación del otro, aprovechar redes y complementar con lo que cada uno reconozca como fortaleza en su territorio.
Las personas que coincidimos en el segundo encuentro pudimos mirar y distinguir de nuevo el mimo para nuestros corazones y la energía puesta en recargar desde el abrazo a los proyectos y espacios que representamos, pero también distinguimos el perfil del hacer y fortalecer una identidad de trabajo, de red latinoamericana.
Es tiempo de conjugar las inspiraciones que emergen desde nuestras tierras, ya sea para guiar los pasos al coincidir o para provocar coincidencias. Hace tiempo que los sueños apuntan a la repartija de tareas y que cada uno desde su rinconcito estamos a pierna suelta tejiendo las esperanzas. Vaya oportunidad!
Gabriela Jimenez
Punta Negra, Uruguay 2019
WEAVERS.
The first hours sound empty, they sound like opportunities that nest latent in a kind of lucidity in unison, where we prepare to leave the house and pause our diet of everyday elements. We all come with attentive listening and hands ready to work on another stage, another possible element that in the future will feed the memories and stories that will be broken in our suitcases. Right now they are present, that which gives meaning to the tasks, dreams, and sharing again, at home with each other.
Latin America has had two opportunities to feel its collective heartbeat under the umbrella of Ecoversidades, both have been a germinator of relationships and encounters with an eagerness to create collective soul.
We have fed on each other’s embrace, having the conviction that this network weaves us from fabrics of the longed for loom of “never again alone”, accompany, act, think and learn with each other.
The exercises that we have put together as organizational possibilities to “act in territory” also include fueling fire, hope, dignity and struggle. In these meetings the need has been perceived, in addition to receiving the care of the magic that is created when intentionally together, we get a glimpse of organization-action in tune with other spaces and dream proposals eagerly begin to materialize.
Wirikuta, first meeting, under the sacred mantle of the deer and the Wiraritari people and what the place itself allowed to emerge, where we began to weave the Latin American Ecoversities ecosystem and where we met again. First, a space of thinking and surfacing doubts that the novelty itself brings, some doubts persisted, others became proposals, others were lost in the limbo of “those that can wait.” We managed to distinguish some issues to work on and attend to during a year that separated us from the second meeting, a working group on finance, another on accreditation, among others without having the echo that was needed to hold coherence.
Ecuador and its navel self. In the second meeting we lived a space framed in the embrace with more tasks had more pressure of organization and coordination of tasks with a more stable and firm identity, more identified and understood as the Ecoversidades Latin America alliance, and to paraphrase Sabato in his book, “La resistencia“, it is through the encounter with others and sharing where love emerges, the possibility of dialogue and the supreme gestures of life.
This second encounter had hints of urgencies and agreement that many of us were diving in the depths of our own paradigms and it was an ineffable opportunity to meet in the swimming, accompanied. Needless to say, the desire to organize ourselves in working groups became a coincidence of the panorama of all of this “sentipensamiento”.
I joined two tasks that disrupt my personal and professional life and actions. One is to congregate written or audiovisual documentation on a site, information that we can access in an orderly manner and systematize materials as diverse as the activities to which we engage in this network, also with the awareness that we are in a world where the speed and size of messages and reflections are short, very short and face a constant process of adaptation.
The Internet has acquired so much preeminence in terms of information that the book is no longer exclusive to access specific or general knowledge.
However, a library still has carries label of being a space where the world is located, a place where different perspectives, thoughts can be found, let’s say it is a place full of windows where you can go anywhere in whatever way you want, that is, an ideal archive to nurture creation and imagination. It can also be a foundation of common connections and dreams.
The other working group that I joined is a space for reflection on the creation of a productive model in which the network is strengthened from its individual projects towards common projects, from the sense of dignity and respect for work or creations others, to connecting with networks and complementing what each recognizes as strength in their territory.
The people who met in this second gathering were able to look and distinguish again the care for our hearts and the energy put in recharging from the collective embracing of the projects and spaces we represent, but we also distinguished the profile of co-action and strengthening our working identity, as the Latin American network.
It is time to combine the inspirations that emerge from our lands, either to guide the steps when coinciding or to provoke coincidences. For a long time, dreams have pointed to the distribution of tasks and may each person from their little corner of the web continue to freely weave hopes. What an opportunity!
Gabriela Jimenez
Punta Negra, Uruguay 2019