Bitacora del V Encuentro Regional Itinerante Ecoversidades Abya Yala con la Escuela Campesina, Jalisco, México, 2 – 10 Noviembre, 2024

[Español] Memoria del V Encuentro Regional Ecoversidades Abya Yala 2024

El pasado noviembre, caminamos juntxs el V Encuentro de Ecoversidades Abya Yala, en Jalisco, México, acompañados por nuestros compañerxs de La Escuela Campesina. Este es nuestro primer encuentro regional itinerante, donde con nuestros pies descalzos y corazones bien abiertos acudimos a las comunidades, quienes recibieron a las Ecoversidades con curiosidad y espíritu de compartencia, entretejiéndonos con los colores de sus territorios, con los alimentos de la Tierra, sus vivencias llenas de valentía y lugares de propuesta, así también los desafíos y las oportunidades para crecer y sembrar las semillas del aprendizaje en un suelo tan fertil, para el cuidado colectivo, el Buen Vivir, y ceremonia con nuestra madre y casa Tierra Tonantzin Tlalli y los elementales del lugar. Así se vivió el V Encuentro Abya Yala, junto a increíbles amigxs de Ecoversidades de todas partes del mundo. Un encuentro intergaláctico. Otros mundos sí son posibles.

La Escuela Campesina es un espacio educativo, es el elemento pedagógico con un posicionamiento político, entre muchos otros, que se dan en México, busca darle coherencia a estas luchas, a esta forma de sobrevivir del campesinado y población indigena en nuestro país. En el accionar de la Escuela Campesina no se pretende ser “el espacio organizativo”, ser “el espacio ideológico”, ser “el espacio”, no, es simplemente un espacio de encuentro, de saberes ancestrales que la Escuela Campesina provoca para que de ahí surjan nuevos conocimientos, para que la práctica de quienes trabajan en el campo y la cosmovisión indígena nos aporten, nos sumamos a ese estilo nomade con que la Escuela Campesina basa su hacer caminando.

A pesar de la naturaleza regional de este encuentro, esta reunión tuvo un espiritu planetario, al heredar los sentires y emociones todavia vivas desde el VIII Encuentro Global en Brasil. El encuentro convocó a ecoversitarios de diferentes regiones del Abya Yala como México, Uruguay, Colombia, Brazil, e internacionales desde Grecia, Japón y Alemania. 

Entre las ecoversidades que nos acompañaron: Escuela Campesina de Educación Popular, el Colectivo Festival de la Tierra, IMDEC, Casa Fogata, ITESO, Universidad de Guadalajara, Universidad de Colima, Centro Intercultural Nuevo Sol de la Comunidad Purepecha de Caltzontzin, Familia Colibrí Uruapan, Preservación de Saberes, historia y tradición de Michoacán, Bosque Escuela de Agricultura Regenerativa y Red Ecológica de Autoabasto para la Soberanía Alimentaria, Espacio Alma Viva, Red Mexicana de Periodistas Ambientales, Herramientas para el Buen Vivir AC, Alianza Rios Mayas, Amigos de la Naturaleza en el Mundo A.C., Colectivo Milpa, Cooperativa Oyameyo, El Semillero,  Alicea A.C., Casa Mundo Harmonya, La Vox Populi Radio Comunitaria Itinerante, Casa Matla, Milpa-Escuela Toluca, Hojarasca Biblioteca Comunitaria, Palmonte Posada Rural, Colectivo Resuena, Mushuk Away, Agroarte Colombia, Comunidad Slow Food, Colectivo Unikebradas, Instituto Favela da Paz, Unidiversidade de las Kebradas, Redes de Aprendizaje, y Mana Viva.

Este fue un encuentro itinerante, Recorrimos parte del territorio en el que la Escuela Campesina nos compartió su hacer, su estar y los frutos que han cosechado a lo largo de su tiempo. A continuación algunas de las vivencias.

Día 1-3: Municipio Agroecológico El Limón

Nuestra primera sede fue en El Limón, en el estado de Jalisco, México, el primer municipio agroecológico en todo el país. Ahí nos recibieron lxs compañerxs conocidxs de Ecoversidades, junto con las compañeras autoridades del Limón y viejxs amigxs que han caminado junto con la Escuela Campesina. Un ambiente febril de celebración, convivio de sabores, comida, dulces, colores, saberes, abrazos, conversaciones. El portal se abrió con una ceremonia donde todos acudimos al centro y tocamos los tambores y los caracoles honrando a los guardianes del territorio. Por la noche, nos reunimos en torno a una gran fogata como parte de una ceremonia Purepecha guiada por Don Rodolfo y Doña Guadalupe. El Abuelo Fuego nos confío cada unx un rezo muy íntimo y cálido. Y nos sumimos en la serenidad de la noche.

En el amanecer, fuimos invitadxs a participar en distintos talleres y experiencias desde la comunidad, algunxs de nosotrxs madrugamos para probar los Pajaretes; otrxs nos sumamos a la Preparatoria de El Limón para un intercambio de saberes con juventudes; otros acudimos a un increible jardín medicina y farmacia viva; otros permanecimos en la sede aprendiendo sobre bio-construcción. Por la tarde, nos reunimos en la plaza principal de El Limón, donde se convocó a todo el pueblo a formar parte de un tianguís cultural, diversos miembrxs de Ecoversidades compartieron sus ofrecimientos y mercancias en conjunto con dulces y productos locales. La noche culminó con el Encuentro de Talentos y Destalentos, baile, música en vivo, voces y performances alumbraron las calles de El Limón.

Nuestra última parada en El Limón fue en el Metidero, donde se cultiva la milpa, maíz, frijol, calabaza, girasol, tomate, camote, nopales, caña, jamaica criolla. Algunxs de nosotrxs debíamos partir, otros nos volveríamos a encontrar en un par de días. Nuestro viaje compartido continuaba.

Día 4-6: El Mojo, Cuzalapa, ¿Por qué caminamos?

¿Por qué caminamos? es una pregunta que nos acompaña como amiga durante este encuentro itinerante, a medida el paisaje cambia y avanzamos por la ruta, emergen las montañas, cruzamos la Reserva de la Biosfera, a través de arroyos y bosques, nuestro rumbo y brújula apunta a nuestra segunda sede, Cuzalapa.

Primero nos detenemos con el colectivo Mujeres del Color de la Tierra, un grupo de mújeres cafetaleras, quienes nos comparten las memorias e historias que acompañan a sus sabores, creaciones y territorios.

Por la noche nos asentamos en El Mojo, un lugar sagrado, situado en el corazón de la montaña. Es cuidado por un árbol gigantesco, sabio, ancestral, generoso, rodeado por inmensos higuerones que estiran sus brazos, por cuyas raíces corre el fuerte cuerpo de un río habitado por seres maravillosos, y por encima revolotean cientos de mariposas de grandes alas blancas, y en las comisuras de la hierba alta duermen víboras y bichitos de todas formas. A partir de aquí nos dividimos en Fogatas, como parte de la metodología de la Escuela Campesina para cultivar la autonomía y el auto-sustento.

Armamos un fueguito donde emergieron conversaciones íntimas, a medida preparamos nuestro alimento, nos encontramos escuchando las historias de nuestrxs compañerxs de viaje, profundizando nuestros lazos. Así a la distancia, se escuchaban grandes canciones, músicos revelaban sus sónoros instrumentos, voces y pronto bailabamos con las melodias de los grillos y cigarras del bosque. Otrxs, en cambio preferimos tomar consejo con el agua, el fuego, el silencio, convivio con la solitud.

Tuvimos la fortuna de ser testigos del arranque de la Escuela de la Montaña, que se crea y se suma como una nueva ecoversidad, una hebra más a nuestro tejido.

Nuestro dormir fue acompañado por el dulce roneoneo del río. Los rayos dorados del amanecer, junto con las risas y el juego de las infancias, otorgó una sensación de santuario. Por la mañana, Javier nos acompaño con sesiones de yoga. Alrededor del mediodía, nos juntamos en un círculo de palabra, donde escuchamos nuestros sentires. Después nos dispersamos a distintos talleres, como un taller de preparación de tortillas, bio-construcción con el río, escucha al territorio, introducción a las Ecoversidades, taller de primeros auxilios, energías renovables, apicultura, plantas medicinales, buenas prácticas con el abuelo Fuego.

El último día, tuvimos un gran conversatorio de por qué caminamos con la Escuela Campesina. Y por la noche, una ceremonía de fuego, donde algunos de nosotros fuímos sahumados y escuchados por el gran abuelo. Al amanecer, se sostuvo una ceremonía de despedida y agradecimiento del territorio, y seguímos a la última sede de nuestro viaje itinerante.

Dia 7-8: Emiliano Zapata

La última parte de nuestro viaje nos llevó al ejido Emiliano Zapata, ubicado en la orilla del mar sagrado del Océano Pacífico. Esta sede sirvió para aterrizar, y descansar el pensamiento y el cuerpo, a medida fuimos asentando nuestros sentires en una atmósfera festiva y relajada.

Fue en esta sede donde se incentivaron los encuentros informales, es decir, sin un plan concreto, simplemente el encuentro mismo, donde cada unx tuvimos oportunidad de profundizar en la palabra, en el abrazo y en el intercambio de miradas y experiencias.

Nos adentramos en las aguas sagradas del mar, que provocan siempre una alegría inmensa de la vida misma, renovadora, en un ambiente y un paisaje que une, nos sentimos arenas, olas que viajan sin fin y se vuelven a encontrar en las orillas. Y cantamos.

Cerramos el encuentro sintiéndonos parte de lo mismo, con la piel salada, lxs cuerpxs relajadxs y las sonrisas combinadas entre unos y otros, reconociendo que el final del encuentro llegaba, pero el inicio de un aporte al tejido se reafirmaba. Nos despedimos con una ceremonia de agradecimiento, gran alimento, aprendizajes que nos llevaremos a nuestras casas, y grandes recuerdos.

En estos últimos días, el ambiente de festival dió frutos, compartimos la música de nuestros pueblos, los bailes de nuestros suelos y las ganas de seguir tejiéndonos.

Seguimos caminando, agradecidos por esta oportunidad para convivir juntxs con los territorios, la Escuela Campesina y  Ecoversidades.

Anexo I - Viajar y Encontrarse por Gabriela Jimenez

Viajar y encontrarse, y entonces viajar

es una estampa donde caben muchas estampas

entonces en las mañanas, cuando abres los ojos, empezas a ordenar el día

te llegan a la mente las charlas que ayer quedaron rondando

los encuentros buscados o fortuitos en las mesas para desayunar o comer otro pozole, o buscar la sobremesa

un día,

apenas iba buscando el día siguiente cuando se me acabaron los días

ya sabía lo que había que hacer,

prendí una vela en mi corazón por todas las charlas a las que guardaría luto,

o las que quedarían pendientes con un acérrimo compromiso de que habrá un próximo encuentro o capaz un cruce de wasap

(también son emociones que a veces queda en el tintero)

Hojarasca es una biblioteca que nació desde las compañías de esos tiempos, sigue siendo un lugar que atempera y vincula, uno que florece y se hace composta muchas veces, desde ecoversidades, la hojarasca suele ser un hermoso vehículo que me lleva a Ecoversidades,

también

( entonces, cuando terminan los encuentros, me recuerdo las ganas de hacer ese uso de ese poder imaginario que todos llevamos dentro y quisimos tener y hacer realidad que el día de la marmota es mi día, hasta por lo menos cuando las charlas hayan culminado )

los últimos días se me apaciguaron y pude recostarme en las aguas del hermoso Océano Pacífico y entendí que los encuentros son parte de la marea, de las olas, que cuando una hace el muertito, se escuchan con mayor claridad los granitos de arena moverse con la marea, nunca están quietitas, son discretas.

así los encuentros y las semillas en los corazones de los encontrados

arenas movedizas con la marea, somos oceano

hace tiempo que me viene correteando por detrás los cierres, he aprendido en ver a Ecoversidades como un cerrojo, una fruta, un brote que se desvela

siempre me encuentro con la otra punta, o sea, además el encuentro es un cierre

durante la semana, varias veces me convertía en partículas y mis sentidos se desviaban queriendo estar en todas partes con ustedes, los escuchaba, veía, olía, sentía o tocaba y la ansiedad que me caracteriza y me decía eh! ¿otra vez queriendo estar con todos?, mis ojeras solo decían que si, mi ansiedad se reía feliz

tarda el cuerpo y el corazón en llegar, tardan las sensaciones en acomodarse, los planes del día al despertar en cambiar la temática también cambia y nadie más que nosotros volvemos al momento en que nuestra alma estaba en paz y feliz de esos días, en el taller, en el encuentro, la charla, ceremonia o siestita rapidita

en mi caso, vuelvo a ser muertito en la orilla de Tenacatita, donde los cantos brasileiros se mezclaron con el lamento mexicano y bordearon las rocas, donde los pececitos de colores arrancaron sorpresas y abrieron tamaños ojotes de los más peques de tanta hermosura que nadaban, donde nos quemamos los pies para cruzar a ver otra ventana de nuestra pacha y correr por los tales mosquitos y las tales prisas, donde hasta la gente de El Limón volvió a querer abrazarnos y cantar viejas andanzas, donde recibimos el regalo del último mezcal en el vasito ese colorido

los encuentros son un cierre, éste creo que fue como recibir tierrita abonada arriba sabiéndonos semillas.

Gabriela Jiménez, 15 de diciembre de 2024

Anexo II: Cosecha de Aprendizajes del Encuentro

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